Lanzarote : los 15 lugares que no te puedes perder

Construido en pleno centro de la isla, este monumento de César Manrique es un homenaje a los campesinos de la isla. La estructura, de 15 metros de altura, representa a un granjero con su dromedario y está construido a partir de tanques de agua de antiguos barcos. Cerca del monumento se encuentra la Casa-Museo del Campesino, donde puedes descubrir la artesanía, la vida rural, la cultura local de la isla, así como un restaurante, todo ello obra diseñada por el propio Manrique.

Si pensabas que en esta tierra desértica y volcánica no crecían más que los cactus, te equivocabas. Entre volcán y volcán encontrarás numerosos viñedos, que ofrecen un contraste digno de ver por el color negro del suelo y el verde de la viña. Son curiosos los pequeños muros que rodean los cultivos, que sirven para proteger las plantaciones de los fuertes vientos que azotan la isla. Por la carretera que une los municipios de Yaiza y Teguise se encuentra la bodega más importante de Lanzarote, la Geria. Si te encanta la fotografía y los paisajes, no dudes en venir a descubrir la increíble belleza que guarda este lugar.

Ya en la carretera de camino a Caleta de Famara puedes apreciar las increíbles vistas que te brinda el paisaje, al noroeste de la isla. Y es que en esta parte las erupciones de los volcanes no han dejado tanta huella, por lo que prevalece el color marrón con respecto al negro. Una vez aquí, se aprecia a lo lejos la Isla de la Graciosa. Caleta de Famara es un pequeño pueblo de pescadores cuyas callejuelas están recubiertas de arena. Lo que hace verdaderamente famoso este pueblo es su inmensa playa y sus grandes dunas, a menudo barridas por los fuertes vientos, lo que atrae cada año a surfistas de todo el mundo. En esta playa suele haber bandera roja, aunque los amantes del deporte de tabla se atreven y desafían las olas. La verdad es que en este lugar se respira tranquilidad en medio de un entorno paradisíaco.

Al extremo norte de la isla, el Mirador del Río, situado a 475 metros en el Risco de Famara, ofrece unas extraordinarias vistas de la isla de la Graciosa y el volcán de la Corona, que culmina a 640 metros de altitud. Se trata de un lugar en el que la aportación de César Manrique se integra perfectamente en la naturaleza del lugar, permitiendo así descubrir una de las mejores vistas de la isla. A este edificio se accede mediante un pasillo blanco en el que se pueden observar algunas plantas y algunas esculturas de cerámica expuestas. Al final del pasillo, una sala acristalada con grandes ventanales que ofrecen unas vistas espectaculares a la isla de la Graciosa. Si miras hacia techo, verás dos esculturas de hierro que penden del techo. Cerca de la chimenea, una bonita escalera te lleva a una tienda de souvenirs y a una terraza que brinda una vista panorámica desde el punto más alto del edificio.

A unos 5 kilómetros, cerca de El Golfo, se encuentran Los Hervideros. Se trata de una costa volcánica en la que las olas golpean con fuerza las cavernas que hay entre los peñascos. En este lugar, el paisaje es magnífico, con los pequeños volcanes rojizos al fondo. Es un lugar de fácil acceso, gratuito y con un parking. Los diferentes senderos te ayudarán a descubrir este increíble lugar. También hay unas escaleras que dan a un pequeño mirador desde el que podrás acercarte y disfrutar de las mejores vistas. Si vienes a Lanzarote, no te lo pierdas.

En dicho lugar, cerca del área destinada a los niños, se encuentra el punto de partida de la Ruta del Litoral, una senda que bordea el litoral a lo largo de 13 kilómetros hasta la playa de la Madera, cerca de Ténesar (Tinajo). Gracias a esta ruta, experimentarás una sensación muy agradable: por un lado, las olas del océano rompen en las costas; y por el otro, el color negro de la roca volcánica se cierne sobre nuestros pies. Puede que para algunos la ruta sea larga, porque con la vuelta, terminarás haciendo unos 26 kilómetros, por lo que, si no estás muy acostumbrado/a, te aconsejamos que vayas hasta la maravillosa playa del Paso, a 2,5 kilómetros. De esta manera, también podrás disfrutar de esos paisajes tan extraordinarios sin necesidad de hacer un gran esfuerzo. Eso sí, la playa se ve desde el sendero, aunque tendrás que caminar un poco más para llegar hasta ella. La playa del Paso es una extensión de arena negra junto con un acantilado de roca volcánica. Acomódate en un peñasco y ve pasar el tiempo observando las inminentes olas chocando contra las rocas, el espectáculo está asegurado. Ah, y lleva mucho cuidado. El baño está completamente prohibido debido al oleaje y a las fuertes corrientes.

Situada en el Golfo, un pequeño municipio de pescadores de unos 150 habitantes rodeado de lava y roca volcánica, La Laguna Verde se encuentra a la izquierda de la entrada al pueblo. Un pequeño sendero de fácil acceso te lleva unos metros hasta este fenómeno natural. Este pequeño lago de color verde de unos 150 metros debe su color a la presencia de un alga, la ruppia maritima, y del azufre. Otra curiosidad de esta laguna es que su nivel de sal es más elevado que el del Mar Muerto. Quedarás encantado ante tal espectáculo de colores de su paisaje: el azul del mar, el negro de la playa y el verde de la laguna.
La Laguna Verde forma parte de los lugares excepcionales que no te puedes perder en Lanzarote.

No te puedes perder el último hogar del artista César Manrique. La casa, situada en Haría, al noreste de la isla, se encuentra en medio de un pequeño palmeral. Al fondo del jardín podrás encontrar el que fue su estudio. La casa cuenta con un pequeño pasillo interior con un suelo pavimentado con losas de piedra volcánica. En ella podemos descubrir el universo más íntimo del artista, como su habitación, repleta de sus efectos personales: su pijama en la cama, su baño acristalado...realmente, da la sensación de que nos vamos a cruzar al artista por la casa en cualquier momento. El resto de la casa contiene también algunos efectos personales de Manrique. El exterior de la casa invita a la relajación, con su piscina y su zona chill out. Al fondo del jardín se encuentra el estudio, que ha sido reconstruido como si el artista acabara de abandonarlo, con cuadros sin terminar, pigmentos y otros dibujos.

Se trata de una formación volcánica de más de 6 kilómetros que entrelaza el cono del volcán de La Corona con el océano. El tubo volcánico, acondicionado a lo largo de 1 km, permite a los visitantes descubrir este fenómeno natural extraordinario sin apenas dificultad. Sus galerías se superponen en varios niveles a una altura de hasta 50 metros, donde el negro, marrón, ocre, amarillo y rojo se funden debido a la oxidación del hierro contenido en los basaltos. No hará falta que te tapes. La temperatura en la cueva es muy agradable, ya que ronda los 19 °C. Para terminar con un buen sabor de boca, descubre un efecto óptico al final del recorrido con tu guía.
Este es sin duda un viaje espectacular a las entrañas de la tierra.
El único impedimento es que la visita solo se puede hacer en grupos de unas cincuenta personas. Además, estos grupos se cierran a medida que van llegando las personas, y el tiempo de espera puede llegar a ser de unos 20 minutos.

En Teguise, lo primero que llama la atención es la torre de la iglesia, de un estilo arquitectónico único y con unas casas de un blanco impecable. Antigua capital de la isla, Teguise está repleta de monumentos históricos que podrás descubrir dando un paseo por sus calles empedradas para peatones, como por ejemplo la Plaza de la Constitución, donde se encuentra la torre, y desde la que podrás apreciar la iglesia de Nuestra Señora de la Guadalupe, el palacio Spínola o La Cilla de Teguise. Adéntrate en sus numerosas callejuelas para descubrir los increíbles edificios de la ciudad.

El Museo Internacional de Arte Contemporáneo se encuentra en la antigua fortaleza militar del castillo de San José. Su propósito es exponer y difundir las obras más importantes del arte moderno. Rehabilitado por Manrique, sus salas abovedadas conforman un interior digno de admirar. Este museo acoge una exposición permanente de artistas como Tàpies, César Manrique, Pancho Lasso y otros artistas españoles. Una escalera conduce a la sala de exposiciones temporales, así como a un bar restaurante que tiene unas vistas magníficas al puerto.

Otro lugar que no puedes dejar escapar en Lanzarote es el Parque Nacional de Timanfaya. Se trata de un parque de origen volcánico que deja entrever un paisaje lunar extraordinario, consecuencia de las erupciones que ocurrieron entre 1730 y 1736 y más tarde en 1824, dejando a su paso kilómetros de capas de lava.
Este paisaje volcánico varía según la edad de los diferentes restos producidos por las erupciones. Aquí se funden cráteres y fragmentos negros, marrones, ocres, amarillos y rojos, aunque nada verde, pues en este paisaje desértico la vegetación es inexistente. La entrada al parque vale 9 euros, con visita guiada incluida.
Si quieres descubrir el parque, solo puedes acceder en autobús. No es lo ideal con tanta gente, pero es el único medio para poder disfrutar de este fabuloso paisaje. La visita en autobús dura unos 45 minutos, con explicaciones sobre el parque en español, inglés o alemán si fuese necesario. A través de las pequeñas carreteras escarpadas se hacen algunas paradas para que puedas hacer fotos, aunque en las últimas paradas no se puede bajar y las tendrás que hacer desde el autobús.
El senderismo en este parque está prohibido, aunque si deseas estirar las piernas, existen algunos circuitos por los alrededores. Haz una parada en la playa La Madera, no muy lejos del pueblo de Tenésar, en dirección a Tinajo, donde te espera una ruta con vistas a la costa. Para llegar a esta playa, tienes que tomar una carretera que cruza el Parque Nacional de Timanfaya. Una vez allí, excepto dos o tres pescadores, estarás en total tranquilidad en esta playa de arena negra. Esta ruta conduce a un circuito de 13 kilómetros por un sendero de lava en el que contrasta el azul del océano con la calma y el negro de los vestigios producidos por las últimas erupciones. Este parque es sinónimo de tranquilidad y soledad en un paisaje desértico que parece de otro planeta.

Aquí tenemos otra de las increíbles creaciones de César Manrique, que sin duda merece una visita. Cuando estás en el parking, no te imaginas el inmenso jardín de cactus, construido en una antigua cantera dominada por un molino. El terreno se integra a la perfección en el paisaje que lo rodea. Una vez allí, impresiona el contraste que ofrece el suelo negro de piedras volcánicas con el verde de los cactus. En este jardín hay millones de cactus procedentes de todo el mundo: Madagascar, Perú, México, Kenia, etc. Realmente, un paisaje digno de ver. Para descubrir cada uno de ellos, sigue los numerosos caminos de piedra y las escaleras que se deslizan en este jardín circular. En el centro encontrarás una fuente de agua con peces rojos y un puente de piedra para descansar si lo deseas durante la visita.

Otro de los lugares que no te puedes perder es la playa del Papagayo, una de las más bellas de la isla.
Aquí encontrarás varias calas de arena dorada y aguas calmas situadas en un medio natural protegido con vistas a la isla de Fuerteventura y al Islote de Lobos. Un sendero de 7,5 kilómetros desde el gran hotel de la costa turística de Playa Blanca es ideal para descubrir las extraordinarias vistas que brinda el paisaje, así como las paradisíacas playas de Papagayo.

Creada por el artista Manrique y un grupo de amigos, la Fundación se ubica cerca de la ciudad de Arrecife, y se centra en la difusión de tres ejes principales: las artes plásticas, el medio ambiente y el territorio y la reflexión cultural. Esta fundación tiene su sede en el que fue el hogar de Manrique, una espectacular casa de 1 800 m² habitables a los cuales hay que añadir 1 200 m² de terrazas y jardines. Construida en medio de una colada de lava seca en Lanzarote, la casa esta edificada sobre cinco burbujas volcánicas naturales conectadas a través de pequeños pasillos. El contraste de la lava negra y el blanco de sus paredes hace de esta casa/fundación una auténtica representación sin precedentes de un estilo personal e internacionalmente reconocido. El diálogo perfecto entre arquitectura tradicional y moderna entre grandes bahías, extensos terrenos y una abundante vegetación convierte este complejo en un verdadero remanso de paz.
Como no podía ser de otra manera, en esta fundación se exponen las obras de César Manrique en todas sus vertientes (pintura, cerámica y escultura) así como las de otros artistas locales y extranjeros como Antoni Tàpies.