Tenerife : los 9 lugares que no te puedes perder

Al norte de Tenerife se encuentra el pueblecito de Garachico, de tan solo 5 000 habitantes, un pequeño municipio de pescadores que ha conservado toda su esencia. Se te pasará el tiempo volando al pasear por sus pequeñas callejuelas empedradas de casas multicolores, o al tomar un delicioso helado, por ejemplo. Uno de los grandes atractivos de este pueblo son las piscinas naturales denominadas charcos. Tienen su origen en la última erupción volcánica que tuvo lugar, que a su llegada al mar creó pequeñas calas separadas del océano por la piedra volcánica. Son un lugar increíble para relajarse y bañarse lejos de las agitadas olas del océano.

Después de una visita al Parque Natural del Teno y tras cruzar una sinuosa carretera, se alza el pequeño caserío de Masca. Este pequeño pueblo alejado de la civilización, donde la electricidad está presente desde hace poco, guarda toda su esencia. La carretera es inaccesible para los conductores poco prudentes. Cabe la posibilidad de que venga un vehículo en dirección contraria y eso nos obligue a retroceder, ya que no es una carretera de doble sentido. Durante la temporada alta es un poco difícil llegar debido a la gran afluencia. Sin embargo, Masca sigue los cánones de la arquitectura tradicional canaria y es un vivo ejemplo de los caseríos típicos del archipiélago. Su emplazamiento, a 750 mm y rodeado de barrancos y acantilados, hace de Masca un destino que no puedes dejar escapar.

Después de un buen rato de curvas por una sinuosa carretera al suroeste de la isla, aparecen ante tus ojos los Acantilados de los Gigantes. Miden unos 600 metros de alto, y su gran pendiente al vacío da una gran sensación de vértigo. Para contemplarlos como se merece, te recomiendo que te dirijas hasta los pies de los acantilados, a la pequeña playa de Los Gigantes, por ejemplo. Esta visita es obligatoria junto con la del pueblo vecino, situado en las alturas. Este lugar natural es de una belleza extraordinaria. Además, pasear por las casas blancas del pueblo provoca una sensación muy agradable.

Este parque natural se encuentra al noroeste de Tenerife. Se puede acceder a él por una carretera poco concurrida y por tanto menos cuidada en comparación con el resto de la isla. Gracias a esto, su belleza y su flora rica y variada se han conservado durante años. Desde luego es un destino en el que contrasta la gran vegetación de esta parte con el paisaje desértico del resto de la isla. El Parque Rural del Teno es además uno de los lugares más imponentes de Tenerife. En esta extensión puedes disfrutar de 100 km de senderos y rutas, la mayoría de las cuales bordean el mar y te llevan al faro de Punta de Teno. También puedes dar una vuelta por el Monte del Agua o Monteverde, que prometen unas vistas que te dejarán sin respiración. Y, por fin, la Punta del Teno es el punto más al oeste de la isla, y constituye una bonita etapa durante tu viaje para admirar sus acantilados volcánicos que el océano ha interrumpido con el paso del tiempo.

El Teide es el volcán por excelencia de la isla de Tenerife, que culmina a 3 718 m de altitud. El Parque Nacional que lo rodea es una parada obligatoria si vienes a Tenerife. Tras numerosas curvas, por fin podrás apreciar los paisajes lunares, que ofrecen un auténtico panorama de fantasía. Esta gran extensión de arena y rocas con apenas vegetación confiere una sensación de amplitud, algo increíble al tratarse de una isla. Para descubrir el parque, puedes alquilar un coche y llegar hasta el volcán, parándote por supuesto de vez en cuando para inmortalizar el momento. Una vez en el volcán, hay un teleférico disponible que te lleva hasta la cima, o también puedes disfrutar del paisaje mientras das un paseo alrededor del Teide.

El sur de Tenerife concentra la mayor actividad turística de la isla. Aquí se encuentran las playas más bonitas, así como los mejores complejos hoteleros y la mayor parte de los puntos de interés para los turistas, lo que puede ser una gran ventaja para no complicarse mucho a la hora de elegir tu destino. Eso sí, que no sea una razón para descartar el resto de la isla.
La Playa de las Américas es un lugar muy agradable, ideal para visitar después de un largo día de visita, por ejemplo. Esta gran extensión de arena se sitúa en la costa de Los Cristianos, donde te cruzarás una gran multitud de surfistas dispuestos a desafiar las olas a cualquier hora del día. También encontrarás tiendas turísticas y restaurantes. Es un lugar ideal si deseas apuntarte a unas clases de surf para aprender, o simplemente para broncear tu piel cuando tengas un momento de descanso. Este es un lugar que de noche atrae a la gente por las fiestas con vistas al mar en la terraza de los bares o restaurantes. El ambiente es muy agradable en estas fiestas, que duran hasta el alba. Aunque haya siempre mucha gente, es sin duda uno de los lugares que te brindan esa atmósfera tan única de las Islas Canarias.

Al este de la isla encontrarás el Parque rural de Anaga, situado a más de mil metros de altitud. El macizo cuenta con una extensión de 14 500 hectáreas, y fue declarado reserva de la biosfera por la UNESCO en 2015. Esta formación montañosa de cumbres abruptas se puede descubrir gracias a diversas rutas que combinan mar y montaña. Además, la mayor parte de los senderos conducen hasta calas secretas, bañadas por una extensión de arena negra volcánica. Si no eres un amante del senderismo, no te preocupes, un viaje hasta aquí en coche será igualmente una experiencia increíble. Para llegar a la cima del macizo, tendrás que atravesar bosques y senderos con numerosas curvas.

Santa Cruz de Tenerife es la capital de la provincia de Tenerife, aunque por su aspecto parece más un municipio que una gran ciudad europea, lo que realza todo su encanto. Santa Cruz de Tenerife se parece a las demás ciudades de Canarias, con sus calles escarpadas, de edificios bajos, así como un ambiente en el que abunda el color ocre, azul e incluso el rojo. No te pierdas las pequeñas tiendas de artesanía local o sus restaurantes típicos. Visitando a pie esta ciudad podrás descubrir todo el encanto y autenticidad del paisaje canario. No te pierdas el Auditorio de Tenerife, obra de Santiago Calatrava, que contrasta con la arquitectura del resto de la ciudad.

El Drago es un árbol de cientos de años de antigüedad. Se estima que tiene alrededor de unos 1 000 años. Mide unos 20 metros, y se distingue por su imponente tronco y sus numerosas ramas. Es uno de los iconos de la isla canaria. En 1917 fue declarado Monumento Nacional. Este producto de la madre naturaleza se sitúa al norte de Tenerife, en Icod de los Vinos, en el corazón de un parque llamado Parque del Drago. A los pies del Drago existe una zona protegida con los dragos más pequeños, denominada «Guardería de Dragos», así como otros árboles de la misma especie, endémicos de la isla, lo que permite estudiar y comparar el proceso evolutivo de la especie.