Essaouira : los 4 lugares que no te puedes perder

Como ocurre en otras muchas ciudades de Marruecos, no hay mejor manera de adentrarse en la cultura local que visitando el zoco de Essaouira, pues es el mejor lugar para conocer a los habitantes de la ciudad mientras realizan sus compras. Dividido en varias partes, el zoco consta de un mercado de pescado, una plaza con puestos de especias, un mercadillo también conocido como «la joutia», una casa de subastas y, por último, un mercado de joyería donde se pueden comprar magníficos productos de oro o plata. Por supuesto, también podrás encontrar aquí productos de artesanía marroquí como alfombras, artículos de cuero y artículos de marquetería.

Las imponentes murallas que rodean la medina de la antigua ciudad de Mogador fueron construidas por un arquitecto francés en el siglo XVIII para proteger la ciudad de las invasiones extranjeras. Cuentan con cuatro grandes puertas al norte, oeste, este y sur y se puede caminar a lo largo de esta gran muralla de piedra, donde todavía hay cañones frente al mar. Por la noche, es el lugar ideal para contemplar la puesta de sol con vistas al puerto.

Construido en el siglo XVIII, el puerto de Essaouira fue uno de los centros comerciales más importantes de Marruecos. Si bien es cierto que ahora ha pasado a ser más bien un acogedor puerto en el que se venden sardinas, sigue siendo una parada imprescindible para descubrir y comprender la historia de esta ciudad, pues vive principalmente de la pesca. El regreso de los barcos a la lonja por la mañana es un verdadero espectáculo que no te puedes perder. Los muelles y las cornisas también tienen su belleza particular. Los primeros sirven como astillero para la construcción de embarcaciones de madera con técnicas tradicionales, y desde las cornisas podrás disfrutar de una hermosa vista de los mástiles de los arrastreros y del azul del océano que se extiende hasta donde alcanza la vista.

Considerada como la capital cultural de Marruecos, Fez es especialmente conocida por su medina fortificada, la más grande del Magreb, que alberga la mayoría de las instituciones culturales de la ciudad. En el barrio de Bab Bou-Jeloud, accesible a través de la magnífica puerta del mismo nombre cubierta de cerámica azul y verde, los visitantes pueden pasear por las calles medievales, admirar la magnífica decoración de la madraza Bou Inania, descubrir la mezquita de Karaouyine, una de las más antiguas y prestigiosas del mundo musulmán, o visitar el museo Dar Batha, dedicado a las artes y tradiciones de la ciudad.