Los 16 lugares que no te puedes perder en Marruecos
Después de haber pasado varios meses deambulando por el país, he preparado una lista con mis lugares favoritos:
Marruecos es un destino ideal para cualquier tipo de turista, pues cuenta tanto con lugares de interés cultural como con hermosas playas de arena y naturaleza salvaje. ¡Y todos estos atractivos turísticos en un mismo país! Con varios siglos de historia, el reino alberga un bello patrimonio histórico y arquitectónico que se puede descubrir en el camino hacia las ciudades imperiales: Rabat, la capital; Marrakech; Fez y Meknes. Todas ellas son ciudades rodeadas de murallas con un ambiente único que podrás descubrir en sus animadas medinas y sus coloridos zocos. ¿Te apetecen unas vacaciones de relax? Entonces pon rumbo a la costa atlántica para conocer sus largas playas de arena fina. Entre Agadir, una ciudad moderna, y Essaouira, el lugar perfecto para practicar deportes acuáticos, Marruecos cuenta con hermosas playas así como con importantes puertos pesqueros que avivan la economía local y nacional. Por último, si lo que buscas son paisajes de ensueño, el país está lleno de parajes naturales perfectos para el senderismo. Este rico paisaje ofrece actividades para todos los gustos: trekking en las dunas del Sáhara, escapadas para conocer los pueblos bereberes del desierto, excursiones por el Atlas, paseos en el corazón de los verdes palmerales, etc. Marruecos tiene además otros dos símbolos nacionales, que son su variada gastronomía y su acogedora población, siempre encantada de compartir su cultura y los tesoros de su región con cualquier turista.
Mapa de los lugares que debes visitar
Nuestra selección de lugares que debes visitar
Marrakech
A caballo entre tradición y vanguardia, Marrakech enamora por sus múltiples facetas. A 2 horas en avión desde Madrid, esta ciudad es de fácil acceso y atrae a los visitantes que desean cambiar de aires durante un fin de semana. Con la imagen de los picos de la cordillera del Atlas reinando en el horizonte, la ciudad y sus diferentes barrios están llenos de tesoros. Marrakech es multifacético: vibrante y tranquilo, eléctrico y sereno, por lo que todo el mundo encontrará aquí lo que busca, ya sea en las pintorescas callejuelas de la medina, en el centro histórico custodiado por las murallas, en los exuberantes jardines de Majorelle y Menara, o en las tiendas de moda de Guéliz, la parte moderna. Más al norte, el palmeral es ideal para pasear en quad o en camello. Marrakech te abre sus puertas y te da una calurosa bienvenida.
El Atlas
Marruecos es un país con una gran variedad de paisajes. Este territorio no solo tiene dunas y playas, sino que su relieve también está marcado por la cordillera del Atlas en el norte del país. La región del Alto Atlas, donde se encuentran los picos más altos del norte de África, ofrece paisajes increíblemente ricos y dejará sin aliento a los amantes del trekking. Entre verdes bosques y valles áridos, crestas cubiertas de nieve y vastas mesetas, la región está llena de rutas y senderos para descubrir otra faceta de Marruecos, alejada de los caminos más concurridos. Entre los lugares de visita obligada se encuentra el valle de Ourika, cerca de Marrakech, que sumerge a los visitantes en el corazón de la naturaleza virgen para conocer a las tribus bereberes. La región del Atlas también cuenta con importantes parques nacionales como el de Toukbal y el de Souss Massa. En este último se encuentra el macizo de M'Goun, cuyas pistas son una delicia para los esquiadores en invierno. Más al sur, en la zona llamada Anti-Atlas, encontrarás agradables rutas de senderismo accesibles desde la ciudad de Taroudant. Aquí, dejarás de lado el paisaje propio de las altas montañas para disfrutar de diferentes oasis, campos de cultivo, torrentes y cascadas.
Meknes
Si vas camino de las ciudades imperiales de Marruecos, te recomendamos que hagas una parada en Meknes. Fundada en el siglo VIII, esta ciudad, rodeada de murallas y puertas monumentales, posee una arquitectura única y restos históricos heredados de las más grandes dinastías marroquíes de todos los siglos (idrissides, almorávides, meriníes y alauitas). Un sello único que ha conseguido que sea declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Fez
Sin duda alguna, se trata de una de las ciudades imperiales más bellas de Marruecos, a la que los puristas llamarán «verdadera ciudad marroquí», con un ambiente y una arquitectura auténticos. El casco antiguo, clasificado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, alberga una importante huella cultural que cuenta con zocos tradicionales, museos y medersas (escuelas coránicas).
Essaouira
Essaouira es un bonito paraje en el océano Atlántico que goza de un clima soleado durante todo el año, lo que te permitirá disfrutar de sus magníficas playas. Debido a los fuertes vientos que soplan a veces a lo largo de la costa, darse un baño puede resultar peligroso, pero la ciudad es sin duda un paraíso para los surfistas y para los amantes de otros deportes acuáticos como el windsurf o el kitesurf. De hecho, en Essaouira se organiza cada año el mundial de kitesurf. Pero la ciudad también es conocida por su blanca y brillante medina, el centro histórico rodeado de murallas y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Casablanca
Casablanca, una ciudad portuaria menos visitada que sus vecinas en la costa de Agadir o Essaouira, cuenta igualmente con muchísimos atractivos turísticos y es la capital económica de Marruecos. Dinámica y cosmopolita, la ciudad mezcla influencias árabes y europeas. Por un lado, la arquitectura árabe; por otro lado, el estilo art decó. A la hora de ir de compras, hay dos zonas principales: el tradicional mercado central o el Morocco Mall, el mayor y más moderno centro comercial de África. Además de ser famosa por su centro histórico, la ciudad se ha convertido en un importante centro de negocios. Al caer la noche, «Casa» ofrece a los más juerguistas y noctámbulos multitud de bares, restaurantes y discotecas de moda para divertirse hasta la madrugada.
La mezquita de Hassan II es el monumento de visita obligada en Casablanca. Construida parcialmente sobre el mar, el impresionante edificio parece flotar sobre el agua. Este gran monumento religioso y cultural de 9 hectáreas ha superado más de un récord: es una de las mezquitas más grandes del planeta, con un minarete de 210 metros de altura y el más alto del mundo. Y aunque tenga un aspecto tradicional, este edificio es en realidad una joya tecnológica diseñada con un techo solar.
Las dunas de Erg Chebbi
En esta región, situada cerca de la frontera con Argelia, se encuentran las dunas de arena más altas del Sáhara. Un lugar único con paisajes majestuosos que enamorará a los amantes de la naturaleza y de los espacios abiertos. Algunas de estas dunas alcanzan alturas de hasta 150 metros, y si subes a sus cimas te impactarán los llamativos colores que se ven desde lo alto, especialmente al amanecer y al atardecer. Si quieres hacer un poco de trekking o alguna expedición para explorar esta maravilla de la naturaleza, debes dirigirte al pueblo de Merzouga, pues aquí empiezan las rutas. La mejor opción para adentrarte en este paraíso sin dañarlo es ir en camello conducido por un guía experimentado. Si eres amante de los deportes, también puedes alquilar un quad, un buggy o un todoterreno, pero tendrás que intentar pasar entre las dunas para no dañarlas. Si lo que quieres es conocer esta joya del desierto tanto de noche como de día, no pierdas la oportunidad de pasar una noche en un vivac bajo las estrellas para poder contemplar así la Vía Láctea.
Rabat
Construida en la costa atlántica y a orillas del río Bouregreg, la capital de Marruecos tiene todos los encantos necesarios para enamorarte: kilómetros de costa que alternan playas de arena y calas rocosas, una zona interior con una naturaleza virgen ideal para el trekking y, por último, un patrimonio cultural marcado por las influencias de las distintas civilizaciones que han participado en la construcción y desarrollo de la ciudad. Protegida por un impresionante recinto amurallado, la medina de Rabat alberga varios importantísimos sitios históricos clasificados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aun así, la ciudad tiene un aire más moderno si se pasea por el nuevo barrio de estilo europeo.
Agadir
Agadir, también conocida como «la ciudad blanca», se localiza en la costa atlántica del sur de Marruecos y es famosa por su hermosa bahía y su gran playa de arena fina de casi 8 km de longitud. En esta zona del país brilla el sol durante la mayor parte del año, lo que ha hecho que se convierta en los últimos años en una zona de playas ideal para los turistas, como lo demuestran los numerosos hoteles que se elevan cerca de la costa. Pero en Agadir encontrarás mucho más que playas en las que relajarte. La ciudad fue destruida por un terremoto en 1960 por lo que tuvo que ser completamente reconstruida, mostrando ahora un aspecto mucho más moderno. Agadir no vive solo del turismo, sino también del comercio gracias a su puerto, el más importante del país.
Taroudant
En el corazón del valle del Souss, en el sur de Marruecos, Taroudant ha sabido mantener sus encantos y su autenticidad lejos del bullicio turístico de ciudades como Marrakech o Agadir. Situada entre el mar y las montañas del Anti-Atlas, la ciudad goza de una ubicación ideal y ofrece a sus visitantes una hermosa gama de excursiones para hacer en plena naturaleza. Pero antes de ir a explorar sus alrededores, debes saber que Taroudant es también una de las ciudades más antiguas de Marruecos. Las murallas y la medina Apodada «la pequeña Marrakech», la medina está rodeada de altas murallas de colores ocres. Esta gran muralla de 7 km de largo tiene nueve puertas. La más antigua, la Bab El Kasbah, ofrece una hermosa vista de la Alcazaba y de los jardines de Taroudant. Cuando hayas cruzado las puertas, no puedes dejar pasar la oportunidad de ir de compras a los zocos. La ciudad tiene dos: el zoco artesanal y el zoco bereber. En el primero se venden productos típicos marroquíes, como el famoso aceite de argán utilizado en muchos productos de belleza para las mujeres marroquíes. También es común encontrar aquí azafrán, al que los lugareños llaman «oro rojo». Por otro lado, si vas al zoco bereber te sumergirás en un ambiente alegre marcado por el desorden de objetos y productos cotidianos que desbordan las tiendas: comida, ropa, vajillas, medicamentos, juguetes.... La carretera del Tizi-n-Test Esta carretera turística de casi 180 km de largo une las ciudades de Marrakech y Taroudant. Reservada a los excursionistas experimentados, la ruta atraviesa paisajes tan bellos como variados: las vastas mesetas del Kik, las laderas montañosas del Atlas y las gargantas de N'Fis, hogar de algunos pueblos bereberes. Después de varios días de caminata, la recompensa está asegurada, y es que tendrás una vista impresionante del valle del Souss desde el paso Tizi-n-Test, que culmina a una altitud de más de 2 000 metros. Desde allí, se puede llegar fácilmente a Taroudant en 1 hora y media.
El Valle del Draa
Situado cerca de Ouarzazate, el valle del Draa se extiende a lo largo de 200 km en una larga y fértil media luna rodeada de terrenos muy áridos. Aquí observarás numerosas cascadas que bañan los diferentes pueblos bereberes y sus fortificaciones históricas, los oasis y los exuberantes palmerales de esta zona. Existen varias rutas de senderismo entre las ciudades de Agdz y M'Hamid que pasan por Zagora y que te permitirán descubrir los variados paisajes del valle acunado por el río Draa, el más largo de todo Marruecos. Además, en esta zona también podrás visitar diferentes alcazabas y castillos de barro, testigos del histórico pasado de esta zona.
Ouarzazate
A las puertas del desierto, en el punto de encuentro de los valles del Draa y del Dades, Ouarzazate se encuentra en una vasta meseta rocosa, salpicada de pequeños oasis y de flamantes pueblos rojos. Bañada de luz durante todo el año, la ciudad, con sus reflejos dorados, sirve a menudo de escenario para producciones cinematográficas. Varias obras maestras del séptimo arte como Gladiator, Lawrence de Arabia, Babel o Astérix y Obélix, Misión Cleopatra han sido rodadas aquí, transformando la ciudad en el verdadero Hollywood marroquí. Pero más allá de los estudios de cine, Ouarzazate cuenta también con un amplio patrimonio histórico, entre el que se encuentran sus numerosas Alcazabas. Además, desde aquí salen muchas excursiones hacia el desierto que te permitirán admirar también los verdes valles y los palmerales circundantes. La Alcazaba de Taourirt Con cuatro siglos de antigüedad, la Alcazaba de Taourirt es el emblema de la ciudad. Esta Alcazaba fue una de las primeras construcciones bereberes a gran escala y tiene el aspecto de un castillo de arena con altos muros y torres almenadas, aunque sus cimientos parecen indestructibles. Tiene vistas a la medina de Ouarzazate y es posible visitar el interior, ricamente decorado y habitado por un alto cargo marroquí. La importancia cultural de la Alcazaba de Taourirt le ha servido para que sea clasificada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. No es de extrañar entonces que la Alcazaba de Taourirt sea el monumento que aparece impreso en los billetes de 50 dírhams. La carretera de Tizi n’Tichka La carretera de Tizi n’Tichka une Marrakech con Ouarzazate a lo largo de unos 200 km por las laderas del Alto Atlas. Si vas en coche, verás cómo los paisajes se van sucediendo y cambiando constantemente. Irás pasando de picos nevados a llanuras verdes, puertos empinados, oasis y pueblecitos bereberes en el hueco de las montañas. El punto más alto, el puerto del Tizi n’Tichka, ofrece una impresionante vista panorámica desde sus 2 260 metros de altitud.
Tafraout
A 160 km al sur de Agadir, Tafraout se erige sobre los contrafuertes de granito del Anti-Atlas a 1 200 metros de altitud, y sobresale por encima de un vasto palmeral donde crecen almendros, palmeras datileras, arganes y olivos. Este pueblecito de montaña de típica arquitectura bereber es el punto de partida de hermosas excursiones a los pueblos y parajes naturales de los alrededores, como al valle de Ammeln, una zona muy verde con diferentes pueblos. Entre las excursiones que no te puedes perder se encuentra la instructiva visita a Oumesnat que te permitirá conocer más sobre las tradiciones y artes de la cultura bereber. En el camino a Tiznit, es necesario hacer una parada en el pueblo de Agard-Oudad para ver su icónica roca roja y escarpada llamada «sombrero de Napoleón», así como las sorprendentes rocas pintadas de azul de Aoumerkt. Esta obra de arte al aire libre la creó el artista belga Jean Vérane. Por último, si eres amante del senderismo podrás adentrarte en las gargantas de Ait Mansour. El circuito, que se puede recorrer en todoterreno, permite disfrutar de los suntuosos paisajes que alternan acantilados rocosos y oasis con abundante vegetación.
Calcula entre 4 - 5 h de ruta desde Oujda
Figuig
Figuig, que se localiza en el extremo oriental de Marruecos, cerca de la frontera con Argelia, es un oasis de frescura perdido en mitad del desierto y rodeado de montañas. Habitada por apenas 12 000 personas, la ciudad no es muy popular entre los turistas porque está muy lejos de las principales ciudades de Marruecos. La calma que reina allí la convierte en una burbuja donde el tiempo parece haberse detenido. El vasto palmeral es posiblemente el más bonito de todo el país, con muchos árboles frutales creciendo por todas partes, incluyendo 200 000 palmeras datileras, los motores de la economía local. Figuig también ha conservado un rico patrimonio arquitectónico con siete Ksours tradicionales, un grupo de fortalezas que antiguamente servían para proteger la ciudad. Aislada del resto del mundo, Figuig se ha ganado que los lugareños la llamen «la perla del desierto».
Las Gargantas del Dades
A 110 km al este de Ouarzazate se encuentra el Gran Cañón de Marruecos: las Gargantas del Dades. Formados por el arroyo del mismo nombre, estos vertiginosos barrancos, que alcanzan una profundidad de casi 300 metros, son el lugar perfecto para los amantes de la escalada y del rafting. Podrás observar que, de camino a las gargantas, los paisajes alternan verdes llanuras cultivadas con un terreno montañoso que brilla bajo los rayos del sol. Cerca del pueblo de Boulmane, los visitantes podrán admirar una joya geológica: unos asombrosos picos rocosos que se elevan hacia el cielo, apodados «los dedos de mono». Más adelante, los barrancos de la localidad de Sidi Boubker marcan el punto de partida de las rutas de senderismo que conducen a las piscinas naturales. No dejes pasar la oportunidad de disfrutar de un momento de relax y evasión en este paradisíaco lugar.
Chefchaouen
La belleza de Chefchaouen es propia de una postal. Ubicado en el noreste del país, este pueblo de montaña llama la atención por su azul descolorido que cubre completamente las paredes de las casas. Un paseo por las estrechas calles de Chefchaouen te transportará a un país imaginario que te permitirá cambiar de aires y que te enamorará con sus encantos. En el corazón de la medina, las pequeñas y sinuosas calles están decoradas con alfombras, telas, hierbas y especias, cestas trenzadas y otros objetos artesanales. Este cálido pueblo también cuenta con varios monumentos históricos que se pueden ver entre los callejones, como la plaza central Outa El-Hammam, que está cubierta de árboles y que es el lugar de encuentro diario de los turistas y los lugareños. Desde una de sus terrazas se pueden admirar las paredes de terracota de la antigua Alcazaba. No muy lejos de allí se encuentra la Mezquita Mayor, que solo se puede admirar desde el exterior porque únicamente pueden acceder a ella musulmanes.
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